abril 21, 2010

SON PURAS MENTIRAS

Pobre hombre. ¿Acaso no solo estaba haciendo su trabajo, ganándose los frijoles con dignidad falaz, soltando babas bajo el sol para la ingrata teleaudiencia? ¿Acaso no? Se lo pregunto a usted, mi mal habido lector: ¿Acaso merecía ese maltrato público un microondero de tamaño calibre y trayectoria? ¿Esa bajeza, aquella triste humillación?

Hasta he llegado a pensar que fue un maleficio. Es más, estoy convencido: no pudo ser de otro modo. Porque lo único que hizo el pobre Günter Rave aquella mañana fue decir: "Rumbo al verano dos mil ocho cho-cho-chó". Y plaf, de pronto, apareció a lo lejos un hombrecito que fue creciendo en su pantalla hasta acapararla toda y gritar: "¡Genaro, págame mi plata!". Qué falta de respeto -digo yo- con un periodista que se había soplado las peores crisis de Panamericana, su canal de toda la vida, mientras todos huían demostrando que no tenían bandera, alma y corazón. Tanta lealtad para nada.

¿No sabe de lo que le estoy hablando? Entonces podría mandarlo a ver el final del post anterior, como castigo a su falta de fidelidad [esa misma que engrandeció tanto a nuestro humillado Günter]. Pero no. Antes de que me arrepienta, hágame el favor de presionar play aquí, abajito nomás.

No hay comentarios: