Por Mirko Lauer
Varios medios han buscado a Mauricio Mulder para ver si da algunas luces sobre el destino inmediato del Apra. La idea es entendible, puesto que ha pasado de ser el perdedor de la reciente elección a la secretaría general a ser el sobreviviente de aquella confrontación. Mulder ha aprovechado este vuelco de la fortuna.
En una de esas entrevistas Mulder ha establecido los términos de su nueva situación. La relación con Alan García es fluida, incluso cordial. El presidente escucha a Mulder, y este incluso acaba de proponer una candidatura. No precisa si por iniciativa propia o como mensajero. En cualquier caso, los nexos con Palacio parecen reales.
La propuesta a Mercedes Aráoz de candidatear por la estrella es sintomática: los independientes ligados al mundo de los negocios podrían salvar la jornada, y recordarle al país que no todo es destapes incómodos. Aráoz ha declinado, como le corresponde a un ministro, pero la ventana de oportunidad probablemente siga abierta.
En esa misma entrevista, en El Comercio, Mulder suavemente alude a la nueva descalificación que ya estarían viviendo ambos secretarios generales, cuando dice que “el partido ha decidido” investigaciones al máximo. Quizás se adelanta a los hechos, en la medida en que la comisión política no parece muy animada a defenestrar a ninguno de los dos.
El tono de Mulder es moderado hacia dentro del Apra y se cuida de aparecer vengativo. Sin embargo no tiene dudas a la hora de asumir la línea dura en el tema petroaudios, con gestos como el pedido de renuncia del presidente de Perupetro, o calificar al abogado Alberto Químper de “persona nauseabunda”.
La sensación es que Mulder se está proponiendo como pivote en el proceso de cambios que se viene en el Apra, y tal vez ese es el sentido de su alusión a las buenas vibras con Palacio. Sin embargo las vibras con la comisión política del partido no necesariamente son igual de buenas. Los secretarios generales han perdido algo de cara, pero no tanto peso.
En otras palabras, la evidente crisis de estos días está abriendo oportunidades dentro del Apra, algunas para Mauricio Mulder, pero no todas. En esta coyuntura el tema de la candidatura presidencial es secundario frente a, por ejemplo, el de quién pesa y quién no en los diversos escenarios regionales de octubre próximo.
Es más o menos obvio que García no va a tomar partido por los quemados, o siquiera los chamuscados. Pero eso no significa que quiera participar en la degollina fratricida en curso, o ser el arquitecto de una previsible derrota electoral. En cuanto a las bases, es probable que estas se preparen para un periodo de martirologio y catacumbas.
Fuente / La República
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